viernes, 14 de noviembre de 2008

leyenda

La Leyenda del Mojón

Llovía torrencialmente en la Estancia del mojón, como adorando el fogón estaba tuita la gente,
dijo un viejo de repente, les voy a contar un cuento, ahora que el agua y el viento traen a mi memoria cosas que nadie sabía y que yo diré al momento

Talvez tenga que luchar con más de un inconveniente, pa que resista la mente el cuento sin lagrimear, pero Dios que supo dar paciencia a mi corazón, talvez
venga en esta ocación a alumbrar con su reflejo, el alma de un gaucho viejo que ya lo espera el cajón.

No se asusten si mi cuento les recuerda en este día, algo que ya no podía ocultar mi sentimiento, vuelquen todos un momento la memoria en el pasado, que
allí verán retratado con tuitos sus pormenores una tragedia de amores que el silencio a sepultado.

Ay cosas que yo no puedo detallar como es debido, unas porque se han perdido otras porque tengo miedo, pero ya que en el enriedo los metí, pido su atención,
que si la imaginación me ayuda en este momento, conocerán por mi cuento la leyenda del mojón
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alcansemén un amargo pa que suavise mi pecho, que voy a entrar derecho al asunto por que es largo, aré fuerza sin embargo pa llegar asta el final, y si atiende cada cual con espíritu sereno, verán como un hombre bueno llegó a hacerse un criminal
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Setenta años quien diría que yo vivo en estos pagos, sin conocer más´ halago que la gran tristeza mía, setenta años no es un día, pueden tenerlo por cierto, ya que mis dichos han muerto, y ahora tengo la virtud de ser pa la juventud lo mismo que un libro abierto
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Iban a golpear las manos por lo que el viejo decía, pero una ´lágrima fría los detuvo a los paisano, hay sentimientos humanos, dijo el viejo conmovido, que los años con su ruido no borran de mi memoria, y este cuento es una historia que pamí no tiene olvido
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Allá en mis años de mozo, y perdonen la distancia, sucedió en esa estancia, hubo un crimen misterioso ,en un alazán precioso llegó allí un desconocido, mozo lindo y muy cumplido, que al hablar con el patrón, quedó en la estancia de peón, siendo después muy querido
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Al poco tiempo nomás el amor lo picoteó, y el mocito se casó con la hija del capatás, todo marchaba al compás de la dicha y el amor, y para grandeza mayor Dios le mandó un cariño, un blanco y hermoso niño más bonito que una flor.
Iban pasando los años muy felices en su choza, ella alegre y buena moza, el fuerte y sin desengaños, pero misterios extraños llegaron y deshicieron del mocetón los más queridos anhelos y el fantasma de los celos se clavó en su corazón
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Aguantó el hombre callao hasta dar con la evidencia, un día fingió una ausencia que jamás había pensado, dijo tener un ganado pa llevar a la tablada, que era una linda volada pa ganarse algunos pesos, y así entre risas y besos se despidió de su amada
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A la una de la mañana del otro día justamente, llegó el hombre de repente convertido en fiera humana, de un golpe hechó a la ventana contra el suelo destrozándola en mil pedazos, y avanzando a grandes paso ciego de rabia y dolor vío que su único amor descansaba en otros brazos, como un sordo movimiento en seguida se sintió, luego un cuerpo cayó y el otro cuerpo al momento, ni un gemido ni un lamento salió de la habitación, y pa concluir la misión al verlo a los dos difuntos lo enterró a los dos juntos a donde está ese mojón
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En la estancia se sabía que la ingrata lo engañaba pero el a nadie le contaba en la desgracia que el vivía, por eso la policía no hizo caso mayormente, pues dijeron la inocente se fue con su gavilán, mientras que los dos están descansando eternamente
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Ay juna gritó un paisano si es así lo que habla el viejo ese era macho canejo yo le besaría las manos, yo soy le gritó el anciano venga hijo béseme, porque yo fui mijo el que maté a tu madre desgraciada porque en la cama acostada con otro hombre la encontré, hizo bien tata querido, gritó el hijo sin encono, venga tata lo perdono por lo mucho que a sufrido, pero ahora viejo le pido que no la maldiga más, que si fue mala y audáz por mi perdónela padre, que una madre siempre es madre déjela que duerma en paz.

¡Los dos hombres se abrasaron como jamás lo avían hecho, juntando pecho con pecho como dos niños lloraron, padre e hijo se besaron pero con tal sentimiento que el humano pensamiento no puede pintar ahora la escena conmovedora de aquel trajíco momento
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Los ojos de aquella gente con el llanto se inundaron y todos mudos quedaron bajo un silencio imponente, volvió a decir el viejo, allí están en ese mojón, y poniendo el corazón el anciano en lo que dijo le pidió perdón al hijo y el hijo le dio el perdón.

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